Resuenan las palabras del poema de Galeano “Los Nadies” que – como siempre – corren por lo profundo de las venas de América Latina, de las mujeres, de todes y que ha puesto en valor nuevamente Francia Márquez, vicepresidenta de Colombia, electa en agosto de 2022 .

Francia Márquez que según ella misma refiere “…no va ser de adorno, yo no soy una mujer de adornos, yo soy una mujer de lucha, de dignidad y de justicia…

Francia  una mujer, natural del Cauca, negra, campesina, trabajadora doméstica -ahora abogada-, que ha vivido en carne propia el conflicto civil que lleva años  en Colombia, con las FARC, madre soltera a los 16 años. Ferviente trabajadora por el medio ambiente, un año antes, había recibido el Premio Goldman, también conocido como Nobel del medioambiente.

Ha llegado con un discurso de campaña feminista, ambientalista y con su propuesta de “vivir sabroso”, que no tiene que ver, con lo que fácilmente pensaríamos, en disfrutar de  la opulencia y llena de cuestiones materiales. Sino de defender la paz, la armonía con la naturaleza y con una, uno, une.

Mara Viveros Vigoya[1], en la IX conferencia de CLACSO escribió “Ojalá atendamos su invitación” en relación con la propuesta interseccional, situada, feminista y antirracista con la que Francia Márquez se propone gobernar Colombia.

Los medios colombianos señalan que  por primera vez será vicepresidenta una “igualada”, expresión discriminatoria que señala a quien se mueve como si tuviera derechos o privilegios que supuestamente no le corresponden. Caracterizarla con esta expresión es significativo porque da cuenta de la irritación que produce en la clase dirigente de Colombia que una persona como ella se imagine y se asuma como alguien con el mismo derecho a gobernar que ha tenido esta clase.

 

Paradójicamente, Francia se convirtió en una de las candidatas más votadas, incluso por encima de políticos tradicionales. Fue nombrada como “el fenómeno político colombiano del momento”, por la sorpresa que suscitó ese caudal de votación con el hecho de que era una persona relativamente desconocida en la escena política tradicional, pero fundamentalmente fue causada por su historia y propuesta política.

No son pocos los retos que tiene por delante Francia, pesan sobre ella estigmas y prejuicios con los que viene luchando hace años es una “igualada”, afrodescendiente, campesina y MUJER.

Y es sobre este último atributo que vale la pena detenernos a repasar un momento la pregunta sobre: ¿Qué pasa cuando una mujer llega a un cargo de poder?.

Alejandra Mora Mora, secretaria ejecutiva de la Comisión Interamericana de Mujeres de la OEA, en una nota para el diario El País de septiembre 2022 señaló que “El poder en América está absolutamente masculinizado”.

Algunos datos con los que ilustró dicha afirmación son que en América Latina, las mujeres solo ocupan el 15% de los cargos directivos y son dueñas apenas del 14% de las empresas. Es decir que 14 de los 25 países con mayores tasas de feminicidios del mundo y el mercado laboral que se abre para la mitad de la población (las mujeres) es siempre el más precarizado.

Esta no es una novedad, otras mujeres que precedieron  en cargos públicos en Latinoamérica a  Francia Márquez, también se han enfrentado a la discriminación encubierta – o no – por la condición de género. Así, en el caso local de Cristina Fernandez de Kirchner al momento de gobernar se enfrentó con que sectores progresistas, sectores de izquierda que suelen enarbolar consignas de lucha contra el patriarcado, esgrimieron argumentos patriarcales para denostar a una mujer que hace política: o bien era un títere de su esposo vivo o una loca heredera de su esposo muerto.[2]

En el caso de Brasil, gracias a la labor de Manuela D’Ávila[3] que reunió en “Siempre fue sobre nosotras” un libro que complila los testimonios de catorce mujeres, figuras políticas de relevancia, luchadoras y militantes de organizaciones sociales en Brasil, podemos acceder a la voz de estas mujeres brasileras que denuncian, sancionan y deconstruyen la violencia política de género de la que son víctimas, señalando que esa violencia no da cuenta de casos aislados, sino que puede ser leída como una señal para toda la sociedad.

La propia Manuela D´Avila comparte que “…yo era la mujer que encabezaba las encuestas de opinión para la municipalidad de la capital del Estado y había sido atacada en toda la primera vuelta, en público, frente a sonrisas irónicas de complicidad y al silencio total de los candidatos hombres.

Solo podía pensar en que, si los hombres públicos guardan silencio ante los ataques transmitidos por radio o televisión, imaginen cómo ignoran la violencia contra las mujeres en su vida cotidiana y sus decisiones políticas. 

En el caso de Dilma Rousseff ella misma comenta que “La misoginia en la sociedad, las instituciones y los medios de comunicación se volvió una poderosa arma de control y disuasión de la actividad política de las mujeres, y se manifiesta principalmente en los períodos electorales, durante los gobiernos y en la actividad parlamentaria.”

Podemos seguir enumerando y ejemplificando, en definitiva en toda Latinoamérica se repiten las historias, vemos que la mujer en el ámbito político y de poder se enfrenta a una violencia y misoginia sistemática.

No obstante, y en el ejercicio de ser objetivas, mal que nos pese, no podemos dejar de decir que muchas veces somos las propias mujeres quienes nos invalidamos  y desacreditamos.

Al respecto Agustina Cepeda manifiesta sobre el caso de Argentina: “Recuerdo que los discursos más misóginos fueron los de parlamentarias mujeres. Además ese juego es dañino en un doble sentido: reduce el conflicto político a una cuestión de personalidades y expone  peligrosamente nuestras conquistas como sujetos políticos mujeres (que continuamos, como decía Spivak, en lugares de enunciación subalternos)  a las garras de quienes si piensan efectivamente que las mujeres en política son actores inestables, irracionales y débiles.”

 

Volviendo a Francia Márquez, ella se ganó su lugar como fórmula vicepresidencial haciendo propuestas en torno a valores y orientaciones políticas que no hacían parte del repertorio discusivo de los círculos de poder, a saber: 1) la gobernanza colectiva recogida en la expresión “Soy porque somos”, un principio que enarbola la importancia de pensar y hacer “en juntanza”, como ella dice, a contrapelo de un ejercicio de gobierno centrado en el individuo, la meritocracia competitiva y la diferenciación. 2) La reasignación de la función del Estado y la economía como puntales del logro del ‘vivir sabroso’ ‒una noción proveniente de las comunidades afrodescendientes del Pacifico que promueve una relación más horizontal y orgánica con la naturaleza, el territorio, la comunidad, y las tradiciones propias. 3) La lucha por la dignidad, sintetizada en la frase “hasta que la dignidad se haga costumbre”, una dignidad que busca devolver a las y los “nadies”. “Aquellos que cuestan menos que las balas que los mata”, como dice Eduardo Galeano, y que encarnan esas vidas que no importan, dentro del modelo racial, patriarcal y social dominante.

Francia la mujer al igual que Francia; La Republique muestran los valores de Libertad, Igualdad y Fraternidad. La primera los resignifica desde lo más profundo de la vivencia, de esto de poner el cuerpo que tenemos algunas, porqué lo sentimos en las entrañas y sale fuera de nosotras y es necesario sacarlo, compartirlo y vivirlo con el otro, la otra, le otre, sí con todos, sin excluídos. Porqué sentimos que es así de sencillo, sin dobleces, ni intrincados giros oratorios, sino con el ferviente y el sintiente cuerpo que puede mostrarse para que pueda dar nacimiento a espacio a que la mente pueda correr a lo impensado y el espíritu no se perciba encerrado.

Vamos por el habitar la casa grande; la matria, la que acoje, la que facilita, la que acompaña en el crecer, la que hace de la crisis una oportunidad y la chance para elevarse, para fluir, por qué se vuelve todo más liviano: el hambre, la pobreza, la falta de educación, de oportunidades, al fin y al cabo de poder ser.

Francia es una gran oportunidad, que se suma y visibiliza la lucha de las mujeres latinoamericanas, ojalá podamos verla…

Francia Querida en vos nuestro más cálido abrazo sororo a todes… les que se animan.

 

[1] Mara Viveros Vigoya es investigadora y profesora, es doctora en antropología, miembro de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, Magíster en Estudios latinoamericanos de la Universidad París III y Economista por la Universidad Nacional de Colombia. Fue presidenta de Latin American Studies Association (LASA). Es profesora Titular, Escuela de Estudios de Género, Universidad Nacional de Colombia.
[2]CEPEDA, Agustina. “ Yo es Nosotros” en Dichos y Hechos – Discursos de asunción de presidentes argentinas 1983-2011. CEPPyE. Editorial Punto de Encuentro. 2012. Buenos Aires. Argentina.
[3] Manuela D’Ávila es periodista y tiene una maestría en Políticas Públicas. Fue la concejala más joven de Porto Alegre, Brasil; la diputada federal más votada de su país y la diputada estadual más votada en 2014. Presidió la comisión de Derechos Humanos y Minorías de la Cámara de Diputados en 2011 y 2012. Fue candidata a vicepresidenta de Brasil en 2018. Fundó el instituto E se fosse voce? destinado a combatir las fake news y las redes de odio. Publicó tres libros: Revolucao Laura, ¿Por qué luchamos? Un libro sobre amor y libertad y E se fosse voce? Sobrevivendo as redes de odio e fake news.