Sonia sos médica y psicoanalista, investigadora en modelos de pensamiento y creadora del modelo de Pensamiento en Red. Autora de El bazar de los abrazos, que ya tiene cuatro ediciones y está publicado en seis idiomas; El modelo terapéutico de D.W. Winnicott; Pensamiento en Red, conectando ideas, personas y proyectos; y La prodigiosa trama, tu último libro que salió en la segunda mitad de 2020.  Contanos qué significa pensar en red.

Siempre me interesó mucho el tema creatividad y el trabajo en equipo, cómo crean en una banda de jazz, una orquesta sinfónica o un equipo de fútbol, cómo se trabaja en red, asociativamente, y cuáles son los secretos del proceso creativo.  Enseñaba en la Universidad de Belgrano, donde tenía dos cátedras de psicoanálisis y siempre apunté a la creatividad, también porque me interesaba desde lo personal. Encontraba que en los procesos creativos hay mucha angustia y a veces se generan síntomas. Intentaba escribir un paper para un congreso y me pasaba la noche comiendo chocolate, por ejemplo, haciendo cosas un poco locas porque necesitaba procesar toda esa ansiedad.

Vos hablaste del Bazar de los Abrazos, yo soy bailarina de tango, escribí un libro sobre el tango, aparte de los artículos científicos que venía haciendo durante años. Bailar, cantar, escribir… todo eso requería entender el proceso creativo y tratar de desbloquear mi propia creatividad.

También descubrí que la mejor manera de trabajar los síntomas, bloqueos, y dificultades cotidianas y también las más profundas de mis pacientes, era a partir de activar y legitimar su creatividad. Pensarlos no desde la patología, sino desde cómo desactivar lo que yo llamo los “nudos” y “cortes” en la red del pensamiento y en los modos de vincularse.  Uno de mis maestros virtuales, pues aprendí desde sus libros,  Donald Winnicott, era un gran promotor de los procesos creativos dentro de la clínica.  Le encantaba proponer paradojas  y decía que sólo cuando estamos sanos podemos ser creativos, pero que la creatividad es lo que nos sana. Entonces la salud resulta ser un proceso complejo, circular, que nos lleva desde y hacia lo creativo.

Como psicoanalista sabía que el pensamiento funciona de dos maneras. Me gusta llamarlas por autopistas y a campo traviesa. Es decir, por un lado el pensamiento lógico, formal, lineal, que establece relaciones de causa efecto y que en psicoanálisis se llama proceso secundario.  Pero a su vez hay otro modo de pensamiento que va por atajos y rodeos, que va más allá de la lógica y de las secuencias y conecta las ideas de maneras inesperadas; en psicoanálisis se lo llama proceso primario.

El Dr. Winicott creó el concepto de transicionalidad para mostrarnos que no pensamos unas veces en proceso primario y otras en proceso secundario, sino que ambos procesos funcionan entramados en red: la lógica y la creatividad; el pensamiento lógico y el pensamiento intuitivo. El resultado es de una enorme riqueza a nivel personal y a nivel de la creación de cultura.  Todos los fenómenos de nuestro desarrollo personal, grupal y comunitario tienen que ver con estos espacios transicionales entre lo lógico y esa dinámica aparentemente absurda de las conexiones inesperadas.

Por su parte, la ciencia de las redes vivas,  espacio de investigación que lleva pocos años, convoca equipos de investigadores de todo el mundo, para entender cómo se conectan las personas entre sí.  Son equipos en los que están representadas las que llamábamos ciencias duras y ciencias blandas. Hay sociólogos, psicólogos, matemáticos y físicos. Y descubrir esta ciencia me llevó a integrar lo que yo sabía como médica y  psicoanalista con lo que estaban descubriendo los investigadores en las redes vivas.

¿Qué descubrieron los investigadores? que las personas se conectan de dos maneras, por afinidades predecibles,  como por ejemplo cuando  los médicos conformamos una asociación de colegas, y, por otra parte, por conexiones imprevistas y azarosas, por ejemplo una red de los médicos a los que nos gusta cantar o que son deportistas.

Se descubrió que la riqueza de los vínculos de las redes humanas se produce en gran parte por esas conexiones azarosas e imprevistas, más que por el denominador común que puede ser la profesión. Si estamos unidos solamente por el lazo formal ya no formamos precisamente una red viva sino un círculo.  Y los círculos cerrados tienden a endurecerse, fosilizarse y envejecer.  En cambio las afinidades imprevistas nutren la red, le dan vida  y lo más importante de todo es que le dan expansión. Está estudiado científicamente, con fórmulas matemáticas, que son los lazos informales y azarosos entre las personas los que expanden nuestras redes, así como los lazos formales y predecibles, los denominadores comunes, son los que dan fuerza, confianza y consistencia a nuestra red de vínculos.

Entonces, nos conviene contar con los lazos formales y predecibles; el círculo, que puede ser un círculo de poder o de conocimiento, porque eso le da fuerza y consistencia a nuestra red.  Pero nos conviene también abrir el juego hacia otras afinidades inesperadas, hacia otras personas que andan por otros mundos aprendiendo otras cosas, para que la red se expanda.

Al mismo tiempo los nuevos neurocientistas empiezan a estudiar redes neuronales y descubren que las redes neuronales están conectadas de dos maneras. Por circuitos lógicos y predecibles, las famosas autopistas por donde circula el conocimiento,  y por atajos, rodeos, a campo traviesa, por donde aparecen algunas cualidades como la intuición, la empatía, la creatividad y el sentido del humor. En su obra, Freud, cuando  explica proceso primario y proceso secundario o sea pensamiento lógico y pensamiento intuitivo-creativo, anticipa que esta hipótesis suya sobre cómo funciona la mente algún día sería comprobada por los neurólogos.

En síntesis, me encontré con el psicoanálisis y sus postulados acerca de las redes mentales,  con la neurociencia y sus postulados acerca de las redes neuronales,  y con la hipótesis de los expertos en redes que explicaban que las personas se conectaban del mismo modo.  Cuando pude integrar estas tres disciplinas, me dije que aquí hay un modelo y lo llamé pensamiento en red.

 

Así nació este modelo, integrando disciplinas diferentes y dándome cuenta de que la dinámica de las redes se replica en todos los seres vivos. Este es el camino o los caminos múltiples, las redes por las cuales llegué a integrar todo esto.

De alguna manera podemos decir que estamos ante el fin del antropocentrismo ya que  no somos más yo y la naturaleza a mi servicio, sino que es el ser humano en la naturaleza, con la naturaleza.  Existen el derecho animal, la ecología,  ahora estamos imbricados en un todo, ya no estamos más desconectados.

Lo más interesante es que por momentos aparece como una tendencia ética o moralista de que tenemos que pensarnos así, y en realidad no es una opción sino que es lo que pasa, es lo que es.  No se trata de preocuparnos por el planeta sino que somos el planeta.  No es una opción.

Hay un ida y vuelta, una dinámica permanente entre los individuos, el contexto y las redes.  Uno de los mayores expertos en redes,  Lászlo Barabási, cuya lectura recomiendo, dice que darnos cuenta de que todo lo vivo funciona como redes con lazos predecibles y otros aleatorios, no es una revolución sino apenas una revelación.

En mi libro La prodigiosa trama doy el siguiente ejemplo sobre cómo se nutren las redes. Supongamos que somos cuatro o cinco parejas que nos juntamos a comer una vez por mes en casa de alguno de los participantes.  La conversación suele ser agradable, tenemos temas e intereses en común, nos reunimos hace años, hay mucho cariño y afinidad.  Pero un día uno de los amigos avisa que llegó su hermano que es ingeniero hidráulico en Holanda  y está parando en su casa y no lo quiere dejar solo y pregunta si puede invitarlo a la reunión.  Sin duda lo incorporamos. Esa noche es diferente, se habla de otros temas,  tanto que aparecen afinidades en común sobre amigos y conocidos, e incluso descubrimos intereses de nuestros amigos de siempre que desconocíamos.

Ahora hablemos un poco de la ciencia de las redes. Allí se cumplen dos leyes. La primera expresa que si a un grupo de conexiones formales y predecibles se le agrega un elemento imprevisto, aumenta la conectividad de toda la red.  Esto mismo sucede en la mente y en los vínculos.  Si siempre me dediqué a la medicina y de repente empiezo a estudiar otra disciplina, todas mis conexiones también se activan aumentando mi conectividad neuronal y mental.

La segunda ley dice que los nodos particularmente atractivos, que en las redes informáticas se llaman hubs,  acortan la distancia entre todos los otros nodos.   Así, en las redes vivas los nodos -personas- particularmente atractivos son los que atraen y redistribuyen gran cantidad de conexiones. Si tomamos el ejemplo anterior, gracias a que yo armé la cena en mi casa  personas que no se conocían se pudieron conocer entre sí. En este momento ustedes que me están entrevistando, funcionan como hubs para sus lectores.  Están atrayendo información para redistribuirla.

 

 

En las organizaciones que ahora están yendo a estructuras más horizontales ¿el modelo de liderazgo cambió?

A mí más que vertical a horizontal me gusta decir vertical a tridimensional. Les cuesta bastante a las empresas incorporar este modelo,  pero cuando empiezan a ver los resultados del paradigma colaborativo realmente cambian.  Al principio no confían hasta que se produce lo que  Barabasi llama la revelación.  

Los modelos de liderazgo cambian porque los líderes se dieron cuenta de que el potencial de colaboración se perdía con un liderazgo jerárquico, la gente tenía más miedo que curiosidad, más obediencia que creatividad.

Para capitalizar el potencial humano hay que trabajar de otra manera.  El sociólogo Gustave Le Bon, en su obra clásica Psicología de las masas (1895),  decía que en la sociedad hay dos grandes masas artificiales que tienen determinadas características análogas,  la Iglesia y el Ejército. Ambas tienen su modelo de pensamiento, su modelo ético, y su estructura jerárquica, cada integrante conoce cuál es su lugar y cuáles son las reglas del juego.

Pero Le Bon no conoció las multinacionales que también tienen una estructura muy parecida y funcionan también con ese esquema, cada uno sabe cuáles son los valores, y cuál es el lugar que ocupa en la escala jerárquica.  Lo curioso es que en la Iglesia había un celibato explícito y en el Ejército un celibato implícito porque los soldados tenían que ir a la guerra y no podían hacer vida familiar.  De alguna manera en las multinacionales a veces también hay un celibato implícito ya que no hay suficiente lugar para la vida familiar, porque hay que viajar o porque la dedicación es extrema.

Las nuevas generaciones, millennials, centennials, que ya nacieron en un mundo con redes informáticas, ¿son personas mejor predispuestas a la interacción en red?

Hay de todo. Muchas veces me preguntan si por el solo hecho de usar mucho Internet ya se tiene un pensamiento en red  y la verdad es que no necesariamente. Se puede ser un autista atornillado a la pantalla.  No es un tema de usar mucho Internet, sino de ser conectivo, asociativo y colaborativo.

Una vez una pareja me preguntó si por trabajar juntos ya eran una red, pero no es así,  se necesitan mínimamente tres nodos para integrar una red, un elemento disruptivo que hace que la interacción comience a generar cosas nuevas. El tercero impide que todo sea sólo acción reacción. Hace circular el conocimiento, las ideas y las emociones.

¿Considerás que la pandemia  propició la acción en redes?

Las personas que ya teníamos un estilo conectivo-asociativo pudimos navegar mejor esta situación tan dura, difícil y claustrofóbica.  Buscaron salir del encierro a través de las redes sociales, conectarse con otros, compartir lo que les pasaba, ayudar al que lo necesitaba. Aquéllos que ya tienen este estilo lo pudieron capitalizar y estuvieron menos encerrados a pesar de estar en la casa.  Luego están las personas que pertenecen a redes profesionales, redes de mujeres, clubes deportivos o sociales.  En este caso, si bien  la red de pertenencia les brinda seguridad y fortaleza, hay que estar atentos, porque esa red es un círculo, y no  una verdadera red. 

Refugiarse en el círculo del denominador común nos limita, por eso es necesario  salir en busca de lo diverso, de lo diferente.  En síntesis, tuvimos de todo, la gente que capitalizó la red, los que creyeron que tenían una red pero en realidad tenían un círculo. Pero también están los que no tienen ni siquiera un círculo y están solos y aislados.

¿Por qué tiene sentido aportar a la red, qué gana el que aporta?

Es importante aportar a la red mis conocimientos, mis conexiones, mi creatividad, mis recursos materiales e intelectuales  porque si ofrezco cosas de calidad, cuanto más aporto más visibilidad y prestigio adquiero, y así me voy transformando en un referente.

Y cuando paso a ser un referente sucede un fenómeno fascinante, y es que me buscan a mí pero a la vez tengo mucho más para dar porque estoy ubicado en un lugar donde me puedo acercar a mucha más gente.  Cuando hay un referente dentro de una red de personas, aumenta el valor de toda la red y aumenta el valor de cada miembro de la red. Cuantos más referentes tenga la red más valiosa va a ser y más valioso será cada miembro de la red.  El referente agrega valor a todo su sistema.

 

¿Cuál sería la peor limitante del trabajo en red?

Hay varias.  La primera son las redes depredadoras, por ejemplo una red de trata de personas.  Las redes depredadoras usan los lazos informales, en cambio,  los sistemas de control, como la policía o un gobierno, utilizan la linealidad, con lo cual tienen una desventaja respecto de la marginalidad. Es necesario hacer mucho trabajo en red para hacer colapsar a las redes depredadoras.

Por otra parte, en lo cotidiano, en las empresas, en las organizaciones, existen lo que llamo nudos y cortes, por eso hablo de  retejer los cortes y desatar los nudos.  Los nudos son como si las conexiones neuronales en algún punto se soldaron y algunas ideas quedaran tan pegadas unas con otras que no tuvieran la oportunidad de interactuar con otras ideas.  Eso se llama preconcepto, y prejuicio.

El dogmatismo.

Y un sistema de prejuicios termina siendo un dogma. Los prejuicios, el dogmatismo, ciertas ideas cerradas,  los auto prejuicios del tipo “yo nunca podría hacer tal cosa”,  todo eso genera nudos en las redes. Si imaginamos gráficamente una red, cada vez que hay un nudo, hay una zona que no expande. Ese prejuicio, ese preconcepto, esa limitación  auto impuesta  consciente o inconscientemente  nos impide ver un enorme tramo de la red.

Cuando hay una zona donde digo hasta aquí llegué, esto es lo que creo, lo que pienso, esta es mi verdad, estoy perdiendo un tramo gigantesco de la red.  Donde se disuelva ese nudo se le va a abrir un tramo inexplorado de su universo de posibilidades.

La otra limitación es el corte en la red.  Es lo que los psicoanalistas llamamos trauma. Es una experiencia negativa que dice yo por aquí no vuelvo a  pasar más, ese puente se cayó, o no hay puente, por lo tanto ese recorrido ya no lo hago.  Eso se trabaja tratando de entender la experiencia traumática, personal o de una empresa o equipo de trabajo, una situación en la que fracasó un proyecto y nadie se atreve más a recorrer ese camino.  En la medida en que uno pueda revisar los traumas y fracasos  y retejer esa red que se quebró, también se recuperará un gran tramo de la red.

Es visual y dinámico, si tenemos el ejercicio podemos revisar qué está pasando en esa zona de la red. 

 

Además, a veces hay cicatrices debido a cortes que se sanaron mal.  La cicatriz es  un tejido que ha perdido funcionalidad, no tiene  sensibilidad ni expansión, es un tejido rígido que ha quedado para rellenar una experiencia negativa.  Esto también es un daño a la red que tiene que ser trabajado y procesado.

Sonia queremos llevarte al tango ya que además de escribir el Bazar de los abrazos sos bailarina,  para preguntarte si para vos  el tango es una danza  conectiva.

Es un juego interactivo, que está acotado al espacio de la pareja donde se generan lugares a través del movimiento que uno de ellos va ocupando y se van abriendo otros para que el compañero a su vez genere otro movimiento.  Es una interacción permanente.

Se podría pensar entonces que es solo una mini red de a dos de emociones y movimientos, pero en realidad no es sólo eso porque en el tango –no me refiero al de escenario sino al tango de salón- la pareja no baila sola sino que se multiplica a través de las otras parejas, porque todas se van desplazando en sentido contrario a las agujas del reloj. Así, cada pareja va ocupando los espacios que las otras parejas van dejando, con lo cual es una gran trama de movimientos que generan el hombre y la mujer que están bailando.  Además debemos integrar la música y la letra, hay una cantidad de elementos que están en juego.

Una vez me preguntaron si la pista de baile era como una pista de entrenamiento para la vida y yo dije que sí y que también toda la vida entera es un entrenamiento para bailar.  Hay un ida y vuelta, uno aprende  a moverse con el otro. También hay una relación con el piso de una manera particular, hay pisos diferentes con el que hay que relacionarse de manera diferente con calzados diferentes. Los buenos bailarines llevamos dos pares de zapatos en el baúl del auto, para piso duro o resbaladizo, cada uno necesita un tipo de suela diferente.  Estas son metáforas que se pueden pensar como metáforas de la vida. Nosotros, los otros y el contexto.

Vos hablas de las afinidades imprevistas y creo que son las verdaderas conectoras de esta red.  En Homeopatía, Hanemann hace 200 años, estableció que el síntoma que realmente individualiza a la persona es el zufall que en alemán significa accidente, lo inesperado. Por ejemplo si una persona con paperas tiene también diarrea,  este último síntoma es inesperado porque no está en el síndrome clínico de la enfermedad, pero eso es lo que individualiza a esa persona.

John Carlin, escritor y periodista inglés que vivió en Argentina, escribió hace poco sobre el azar y creo que no nos damos cuenta que vivimos de accidente en accidente, no tenemos tanto control de nuestra vida como pensamos, la mayor parte de las cosas que nos pasan no las inventamos ni las creamos nosotros sino que nos suceden y tenemos que lidiar con eso y ojalá podamos hacerlo mejor.  De eso se trata en definitiva, de tomar consciencia de cuánto el azar influye en general y en nuestra vida particular  todos los días.

¿Cómo hacer para que el ego de personas alfa madure a esta situación de red?

En general son quiebres que la vida te pone por delante y muchas veces cuando esas personas se dan cuenta y capitalizan esa situación,  tienen recursos para recuperarse e incluso para transmitir esa experiencia a otros.

Un hombre o una mujer con un hijo problemático con el que nunca hablaron honestamente, por ejemplo, son situaciones de la vida que de golpe te ponen ante un quiebre. Ahí es cuando el sistema dice que esto no funciona más y hay que pedir ayuda.  Y no hablo de terapia, sino simplemente de hablar con alguien cercano sobre el problema.

Cierro con una anécdota personal que me enseñó que nuestras redes humanas internas y externas están todas entramadas. Durante estos últimos años trabajé mucho con el tema redes y di muchísimas charlas por todo el país, Latinoamérica y España.  Pero al mismo tiempo mantuve mi consultorio y no era fácil porque eran dos vidas, lo terapéutico que me gustaba y no lo quería dejar y por otra parte las conferencias sobre redes.  Durante bastante tiempo las percibía como dos profesiones diferentes, hasta que pasó que mis pacientes me empezaron a pedir que hablara sobre redes en sus empresas y me pasó que personas líderes y dueños de empresas a las que fui a dar charlas o capacitaciones me pidieron tener charlas individuales conmigo.  Ahí se abrió un espacio que yo no había diseñado voluntariamente y que es muy rico y muy interesante porque es integrador.

 

Bio

Sonia Abadi. Es médica, psicoanalista e investigadora en innovación y redes humanas. Creadora del método Pensamiento en Red, ​ interesada en la creatividad y la innovación,  especialista en  redes humanas,  trabaja para potenciar el desarrollo de personas y organizaciones. ​ Es escritora, cantante y bailarina de tango.

Ha publicado  El bazar de los abrazos. Crónicas milongueras, 4ta. edición (2018), Ed. Grupo Abierto Libros; Transiciones. El modelo terapéutico de D.W. Winnicott (2013) Ed. Lumen;  Pensamiento en Red. Conectando ideas, personas y proyectos (2017) Ed. Grupo Abierto Libros;  La prodigiosa trama, Variaciones en clave de red. (2020) Ed. Grupo Abierto Libros.

https://soniaabadi.com.ar/  

https://www.instagram.com/soniaabadienred/